Muy poco se habla hoy sobre Yugoslavia. No es un tema que aparezca a menudo en la prensa y por ejemplo, sería inusual toparse con algún experto en el tema. ¿Qué es eso de Yugoslavia y dónde existió? Se puede partir del hecho de que fue un estado ubicado en la parte occidental de la Península Balcánica en Europa, durante la mayor parte del s. XX. Tuvo tres períodos históricos importantes: i) de 1918-41 el Reino de Yugoslavia, ii) de 1945-92 la República Federal Socialista de Yugoslavia y iii) de 1992-2003 la República Federal de Yugoslavia (en realidad, Serbia y Montenegro).
En la formación del estado Yugoslavo tras la Primera Guerra Mundial, se agruparon dos zonas, una que perteneció al imperio austro-húngaro, y otra a la administración otomana. La región austro-húngara incluía Croacia, Eslovenia, Vojvodina, Carniola, la provincia imperial de Bosnia y Herzegovina y la mayor parte de Dalmacia. Por otra parte, la administración bajo control osmanlí se componía de dos territorios: el mayor, Serbia, y otro más pequeño, Montenegro (ambos independizados del imperio otomano en el s. XIX).
Antes del 3 de octubre de 1929, el Reino de Yugoslavia era conocido como el Reino de los serbios, croatas y eslovenos. En conjunto, la diversidad cultural de estos pueblos formó un verdadero estado multicultural y federativo. El rey de Serbia fue el rey del nuevo Estado, y su capital, Belgrado, la capital para todos los demás pueblos. Como consecuencia de lo anterior, los serbios detentaron mucho del poder en el gobierno (Kettani, 1990).
Resulta pertinente traer a colación el asunto de Yugoslavia a raíz del titánico litigio que se llevará a cabo en la Corte Internacional de Justicia en MONUA 2015. En virtud de lo anterior, este artículo pretende exponer dos de las complejas razones que condujeron al conflicto que se presenta esta vez ante el tribunal, la guerra en Croacia entre serbios y nacionales croatas.
El primer aspecto a mencionar es el carácter multiétnico. En este sentido resulta relevante que antes de la construcción de “Yugoslavia” las distintas étnias –eslovenos, serbios, croatas, montenegros, bosnios, macedonios, albaneses- tienen historias separadas. Cada grupo, en particular los eslovenos, croatas y serbios, buscaron crear “repúblicas” propias (derecho a educación en idioma propio, administración de la política local, oposición a los imperios europeos). Esta dinámica de heterogeneidad estuvo latente a través de toda la historia del estado Yugoslavo. Así por ejemplo lo expone el autor Duko Doder (1993): “La primera Yugoslavia, bajo el gobierno de la dinastía real de Serbia, fue problemática desde el principio. El quid de la cuestión era la relación entre los dos más grandes grupos étnicos, los serbios y croatas. Los bosnios, musulmanes, macedonios y eslovenos eran demasiado pequeños en número y demasiado débiles políticamente para hacer más que alianzas de desplazamiento y maniobras entre los dos grupos dominantes. De hecho, hasta su colapso en 1991, Yugoslavia era, en esencia, la unión infeliz de sus dos nacionalidades más grandes”.
El segundo aspecto está referido a la unión de las repúblicas a partir de las amenazas externas. Esto tiene que ver con que la construcción estatal no se dio por factores internos de cohesión sino más bien, fueron las amenazas externas las que ayudaron a mantener la relativa unión. Al final de la Segunda Guerra Mundial subió al poder el mariscal Tito, quien desarrolla un nuevo modelo de socialismo. Tito, de origen croata, ambiciona una “Yugoslavia unida”, controlando los diferentes nacionalismos, especialmente el serbio en el sur y el croata en el norte. Bajo su mandato se declara la República Federal Socialista de Yugoslavia, conformada por seis repúblicas con soberanía relativa bajo un gobierno central fuerte. En este periodo se crearon divisiones territoriales según lineamientos étnicos, primaron las divisiones entre mayorías-minorías. Parte de la estrategia de unificación fue el reconocimiento de la diversidad étnica, de esta manera lo que unió a todas los pueblos fueron los referentes sociales que debieron sobreponerse a la diversidad. En este punto es evidente que los referentes para mantener la unificación estatal fueron discursos políticos socialistas. En relación, otro factor de cohesión principal fue el liderazgo de Yugoslavia en el marco de la Guerra Fría con la creación de los no alineados (1950), agrupación de estados que pretendían ser neutrales durante el mencionado contexto geopolítico.
La década de los ochenta aparece como periodo clave en el territorio yugoslavo. Se producen varias dificultades de desigualdad entre los países. Se da una crisis económica con una inflación del 50% y desempleo del 60%. Resurgen las identidades nacionales, culturales y religiosas. Desaparece el líder carismático que había permitido situar al país en el puesto de cabeza dentro del área socialista y con más posibilidades de integración en la Europa occidental. Tito muere y con él el sentido de la unidad política. Aunado a esto último, finaliza la Guerra Fría, el principal factor de cohesión interna, la amenaza externa se pierde. Con todo lo anterior, a comienzos de 1992, Eslovenia y Croacia se quieren independizar. En este punto es en el que surge la guerra civil, 19% de los serbios que vivían en Croacia no estaban de acuerdo con la separación de Yugoslavia. Tales serbios piden la protección del estado yugoslavo para alzarse en armas contra los croatas y evitar la secesión.
“Debimos haber sido más sutiles y cuidadosos. Sabíamos que nos estábamos alejando de aquellos serbios que querían vivir pacíficamente en Croacia”.
— Stipe Mesic, Primer Ministro de Croacia.
La anterior confesión fue dada por el Primer Ministro de Croacia en el periodo del presidente Franjo Tudjman, el primero elegido tras la independencia en 1991. El nuevo proyecto presidencial profería e implementaba sentidos discursos nacionalistas que ofendieron fuertemente a los serbios. El ministro se refiere a este aspecto. Las fuertes campañas nacionalistas obstaculizaron la integración pacífica de los ciudadanos serbios en suelo croata. Luego de la separación de Croacia, Slobodan Miloseiv, quien dirigía Serbia, en defensa de su ideal de centralismo y de partido único (el comunista) para toda Yugoslavia, patrocina a las fuerzas rebeldes de la minoría serbia en Croacia, les da armamento y les brinda el apoyo del ejército popular yugoslavo (JNA). Fue así como se configuró la belicosa guerra entre Croacia y el Ejército Popular Yugoslavo (JNA) dominado por los serbios.
Finalmente, a través del escrito se intentó demostrar que fueron esas diferencias étnicas, culturales, religiosas, lingüísticas, políticas etc. las que favorecieron la desintegración y la producción de las diferentes guerras. Lo que primó fue la búsqueda de la supremacía de una etnia sobre las demás (García, 2002). Tales odios étnicos irreconciliables y excluyentes motivaron la destrucción de la antigua Yugoslavia y con esto el derrame de sangre de miles de personas en condiciones aterradoras.
En la formación del estado Yugoslavo tras la Primera Guerra Mundial, se agruparon dos zonas, una que perteneció al imperio austro-húngaro, y otra a la administración otomana. La región austro-húngara incluía Croacia, Eslovenia, Vojvodina, Carniola, la provincia imperial de Bosnia y Herzegovina y la mayor parte de Dalmacia. Por otra parte, la administración bajo control osmanlí se componía de dos territorios: el mayor, Serbia, y otro más pequeño, Montenegro (ambos independizados del imperio otomano en el s. XIX).
Antes del 3 de octubre de 1929, el Reino de Yugoslavia era conocido como el Reino de los serbios, croatas y eslovenos. En conjunto, la diversidad cultural de estos pueblos formó un verdadero estado multicultural y federativo. El rey de Serbia fue el rey del nuevo Estado, y su capital, Belgrado, la capital para todos los demás pueblos. Como consecuencia de lo anterior, los serbios detentaron mucho del poder en el gobierno (Kettani, 1990).
Resulta pertinente traer a colación el asunto de Yugoslavia a raíz del titánico litigio que se llevará a cabo en la Corte Internacional de Justicia en MONUA 2015. En virtud de lo anterior, este artículo pretende exponer dos de las complejas razones que condujeron al conflicto que se presenta esta vez ante el tribunal, la guerra en Croacia entre serbios y nacionales croatas.
El primer aspecto a mencionar es el carácter multiétnico. En este sentido resulta relevante que antes de la construcción de “Yugoslavia” las distintas étnias –eslovenos, serbios, croatas, montenegros, bosnios, macedonios, albaneses- tienen historias separadas. Cada grupo, en particular los eslovenos, croatas y serbios, buscaron crear “repúblicas” propias (derecho a educación en idioma propio, administración de la política local, oposición a los imperios europeos). Esta dinámica de heterogeneidad estuvo latente a través de toda la historia del estado Yugoslavo. Así por ejemplo lo expone el autor Duko Doder (1993): “La primera Yugoslavia, bajo el gobierno de la dinastía real de Serbia, fue problemática desde el principio. El quid de la cuestión era la relación entre los dos más grandes grupos étnicos, los serbios y croatas. Los bosnios, musulmanes, macedonios y eslovenos eran demasiado pequeños en número y demasiado débiles políticamente para hacer más que alianzas de desplazamiento y maniobras entre los dos grupos dominantes. De hecho, hasta su colapso en 1991, Yugoslavia era, en esencia, la unión infeliz de sus dos nacionalidades más grandes”.
El segundo aspecto está referido a la unión de las repúblicas a partir de las amenazas externas. Esto tiene que ver con que la construcción estatal no se dio por factores internos de cohesión sino más bien, fueron las amenazas externas las que ayudaron a mantener la relativa unión. Al final de la Segunda Guerra Mundial subió al poder el mariscal Tito, quien desarrolla un nuevo modelo de socialismo. Tito, de origen croata, ambiciona una “Yugoslavia unida”, controlando los diferentes nacionalismos, especialmente el serbio en el sur y el croata en el norte. Bajo su mandato se declara la República Federal Socialista de Yugoslavia, conformada por seis repúblicas con soberanía relativa bajo un gobierno central fuerte. En este periodo se crearon divisiones territoriales según lineamientos étnicos, primaron las divisiones entre mayorías-minorías. Parte de la estrategia de unificación fue el reconocimiento de la diversidad étnica, de esta manera lo que unió a todas los pueblos fueron los referentes sociales que debieron sobreponerse a la diversidad. En este punto es evidente que los referentes para mantener la unificación estatal fueron discursos políticos socialistas. En relación, otro factor de cohesión principal fue el liderazgo de Yugoslavia en el marco de la Guerra Fría con la creación de los no alineados (1950), agrupación de estados que pretendían ser neutrales durante el mencionado contexto geopolítico.
La década de los ochenta aparece como periodo clave en el territorio yugoslavo. Se producen varias dificultades de desigualdad entre los países. Se da una crisis económica con una inflación del 50% y desempleo del 60%. Resurgen las identidades nacionales, culturales y religiosas. Desaparece el líder carismático que había permitido situar al país en el puesto de cabeza dentro del área socialista y con más posibilidades de integración en la Europa occidental. Tito muere y con él el sentido de la unidad política. Aunado a esto último, finaliza la Guerra Fría, el principal factor de cohesión interna, la amenaza externa se pierde. Con todo lo anterior, a comienzos de 1992, Eslovenia y Croacia se quieren independizar. En este punto es en el que surge la guerra civil, 19% de los serbios que vivían en Croacia no estaban de acuerdo con la separación de Yugoslavia. Tales serbios piden la protección del estado yugoslavo para alzarse en armas contra los croatas y evitar la secesión.
“Debimos haber sido más sutiles y cuidadosos. Sabíamos que nos estábamos alejando de aquellos serbios que querían vivir pacíficamente en Croacia”.
— Stipe Mesic, Primer Ministro de Croacia.
La anterior confesión fue dada por el Primer Ministro de Croacia en el periodo del presidente Franjo Tudjman, el primero elegido tras la independencia en 1991. El nuevo proyecto presidencial profería e implementaba sentidos discursos nacionalistas que ofendieron fuertemente a los serbios. El ministro se refiere a este aspecto. Las fuertes campañas nacionalistas obstaculizaron la integración pacífica de los ciudadanos serbios en suelo croata. Luego de la separación de Croacia, Slobodan Miloseiv, quien dirigía Serbia, en defensa de su ideal de centralismo y de partido único (el comunista) para toda Yugoslavia, patrocina a las fuerzas rebeldes de la minoría serbia en Croacia, les da armamento y les brinda el apoyo del ejército popular yugoslavo (JNA). Fue así como se configuró la belicosa guerra entre Croacia y el Ejército Popular Yugoslavo (JNA) dominado por los serbios.
Finalmente, a través del escrito se intentó demostrar que fueron esas diferencias étnicas, culturales, religiosas, lingüísticas, políticas etc. las que favorecieron la desintegración y la producción de las diferentes guerras. Lo que primó fue la búsqueda de la supremacía de una etnia sobre las demás (García, 2002). Tales odios étnicos irreconciliables y excluyentes motivaron la destrucción de la antigua Yugoslavia y con esto el derrame de sangre de miles de personas en condiciones aterradoras.